lunes, octubre 17, 2005

"Yo no fui", un libro de poemas de presas del penal de Ezeiza

Fuente: diario Clarin on line
Fecha: 17 de octubre de 2005
Difundido por RIMA - Red Informativa de Mujeres de Argentina

CULTURA : LAS AUTORAS PRESENTARON LA ANTOLOGIA EN LA CARCEL, FRENTE A POETAS Y PERIODISTAS
"Yo no fui", un libro de poemas de presas del penal de Ezeiza


Los textos fueron escritos en un taller que funciona desde hace tres años. Tocan aspectos de la experiencia carcelaria. Y tratan de eludir la lengua "tumbera".

por Magdalena Rodríguez. ESPECIAL PARA CLARIN


En la cárcel de mujeres de Ezeiza hay mucha sombra, y mucho sol. Las construcciones de paredes lisas y los desiertos de césped sin un árbol hacen de la luz un bloque solo, generan divisiones intensas: fresco que debe ser más que fresco en el invierno, calor que debe calcinar en los días de verano. Es que este pabellón está lleno de ambigüedades: mujeres libertas leen y escriben poesía tras las rejas, ¿será ésa la causa de los excesos de la temperatura?

La tarde del 14 de octubre, en ese mismo pabellón, estas mujeres presentaron la primera antología de poemas editada por el taller que desde hace tres años coordina María Medrano, con auspicio del Instituto Goethe. Este taller ha sido producido por el Programa Nacional de Trabajo en Cárceles, dependiente del Ministerio de Justicia, y la Dirección General del Libro del Gobierno de la Ciudad, a través de la Casa de la Poesía y la Dirección General de Régimen Correccional.

El libro, titulado Yo no fui, es sólo una muestra de lo que la poesía es capaz de hacer. ¿Cómo nace la poesía en la cárcel? ¿Cómo se genera la poesía entre guardianes atentos, detrás de las peceras —esas ventanas que forman un panóptico perfecto— a cada movimiento? ¿Cómo se hace la poesía donde pululan algo así como enfermeras que están ahí para el aplacamiento de toda resistencia? "Pastillas hay para todas:/ para las lloronas/ y las que no duermen/ para las salvajes/ y para las tranquilas", arroja una de las poetas desde la mesa de lectura. Ahí está eso que Lis, una caribeña de veintitantos que participa hace unos meses del taller, llama su "queja". "En mis poemas hay quejas, quejas y más quejas. Cierta poesía sudamericana tiene mucho de chisme político, se enmascaran las palabras y aparece la queja, y detrás de la queja, la denuncia".

Así, lo que más llama la atención de este libro es la perspectiva subjuntiva de la escritura, ese decir de unas voces que quieren que las cosas "sean", que elevan la escritura como un arma, cargada de futuro. "Las palabras son mi arma, con ellas me defiendo. Y también yo estoy jugando, invento, improviso palabras que no estoy segura de si existen. En el taller me libré de esa otra prisión que era el lenguaje de la tumba", dice Anna Magdalena, poeta y polaca, estudiante de periodismo, que sueña en tres idiomas, ya que tuvo el inglés como segunda lengua.

La presentación estuvo articulada en siete mesas de lectura, de las que participaron las autoras de la antología y otros poetas invitados. También hubo una charla donde se habló de poesía y política, en la que se destacó una suerte de texto ensayístico de Betty Pastrana (porteña de visita en la Unidad 31, según reza el apartado biográfico de Yo no fui), para quien la poesía "amplía el universo del lenguaje sitiado".

La lengua sitiada, la lengua tumbera, es también una marca de la que huyen. Por eso el gimnasio donde tuvo lugar la presentación estaba adornado con leyendas que decían frases como "Yo no fui despersonalizada", "Yo no fui acallada". Y también: "Yo no fui tumbera".

El público, que fue trasladado en un colectivo azul del penal desde la Casa de la Poesía, estaba conformado principalmente por los poetas invitados a leer (muchos de ellos ya habían participado del taller), periodistas, fotógrafos y unos pocos curiosos. Tras la promesa escrita de la prensa —cada periodista firmó un papel— de "no realizar actos que puedan derivar en indisciplina, evasión o fuga", y de asegurar que se iba a "adecuar el comportamiento de manera que no ofendiera el orden o la moral públicas", los visitantes ingresaron al lugar, algunos munidos de sus cámaras que, según dijo un guardiacárcel, debían ser utilizadas "sin tomar la perspectiva del lugar". Perspectiva a la que pintan negra, pero que estas mujeres están transformando, de modo tal que la política, el alzamiento de la voz y algunas otras cosas, se acercan, como —dice un poema— "La enredadera/ se acerca/ a las rejas de aquí".

Yo no fui se consigue en Belleza y Felicidad (Acuña de Figueroa y Guardia Vieja), Otra lluvia (Bulnes 640) y en la librería Prometeo (Honduras y Gurruchaga). Se canjea por elementos para las mujeres del taller por el equivalente a $ 10: tarjetas telefónicas, estampillas de correo, cuadernos (sin espiral), blocks, lápices, resmas de papel y cigarrillos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola mando saludos y felicitaciones para todo pont des arts y a todas las creadoras y creadores del libro yo no fui. Soy de Misiones y trabajo dando talleres de lectura en escuelas carcelarias y unidades penitenciarias y me encantaría conseguir el libro y más material de este tipo. Si me pueden ayudar, manden un mail a mi correo ddamiann04@yahoo.com.ar. Muchas gracias.